Érase una vez unos 'princesos'

Antonio Alfaro B.

analfaro@nacion.com

Érase una vez un reino con 'princesos', un dragón morado que echaba a veces fuego, a veces ego, y viejas leyendas aferradas a las tres primeras palabras de esta historia: érase una vez...

La Corte de Hadas Madrinas rebosaba de orgullo (al fin un término femenino era aplicado a los hombres), pero la Real Academia Española no parecía muy contenta: sugería echar mano al ya existente 'príncipe' antes de que por acto de hechicería lingüística el toro se convirtiera en 'vaco' o el gallo en 'gallino'. Quizás 'principitos' habría sido apropiado, de no ser por la queja del personaje de Antoine de Saint-Exupéry.

Sir Lonis desenfundó su espada. Con varios años en el retiro, pero con pasajes secretos para ingresar a la fortaleza morada, por momentos pareció defender al desterrado Sir Jeaustin de los Campos. De no ser porque allordde la portería nunca le ha faltado criterio, más de uno le habría endosado el papel de vocero de su excompañero de armas, y por más defensa me cuesta creer que un camerino con tan poco peso saque a un técnico. Quizás los líderes inmaduros y los malos resultados (en los que el técnico tiene parte) son como Don Quijote y Sancho: donde van, hay problemas.

En sus tiempos, Sir Lonis y Sir Campos integraron otro grupo de 'princesos' morados que mandaban en el castillo. Por ahí pasaron Sir Wright y el Principito Fonseca.

También tuvieron momentos de 'intocables'...

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