Las fiestas de Zapote contadas por sus testigos más cercanos

Zapote es sinónimo de fiestas durante fin y principio de año. Calles que regularmente están desocupadas se llenan de luces, comida, diversión, adrenalina y centenares de personas.

Sin embargo, no es lo mismo pasar de visita que ser un habitual en esta época del año, como lo son el controlador de la Tagada, un torero improvisado, un cuidacarros, un chinamero o los responsables de los juegos de azar. La Nación recorrió las fiestas y conversó con los protagonistas de estos festejos.

El chinamero. Cocinar con amor y mantener una higiene estricta son para Antonio Montano las claves para atraer gente a su chinamo. La competencia es grande, pero el buen olor y la ubicación estratégica le ayudan a 'jalar' comensales.

Desde hace 15 años, este hombre, oriundo de Nicaragua, vende vigorón, carnes mixtas y pollo frito, en el campo ferial. Este año, esos platos cuestan ¢3.500. 'El vigorón es una de las comidas que más busca la gente. Lo hacemos con chicharrón, yuca, repollo, chimichurri tico (pico de gallo) y limoncito; a la gente le gusta mucho', contó.

A los pocos metros está Tony Duarte, quien admite que además del vigorón, los visitantes buscan chop suey y arroz cantonés, el plato mixto y pupusas.

Sin embargo, Elkin Abarca interviene para decir que en Zapote hay que ser todoterreno para complacer los más variados gustos, y por eso, él...

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