Por qué el FMI necesita más Christine Lagarde

Ian Bremmer

D avos. Christine Lagarde ha dicho que está dispuesta a servir otros cinco años como directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI). Se lo merece. Nunca el FMI tuvo un mejor liderazgo, y su junta directiva debería darle la chance de terminar el trabajo que empezó.

Cuando Lagarde tomó el timón en julio de 2011, heredó una institución en crisis. La debacle financiera global de 2008 y sus remezones económicos dañaron el prestigio de los organismos de crédito multilaterales dirigidos por Occidente y el 'Consenso de Washington'. El liderazgo de Lagarde ayudó a restaurar la reputación del Fondo.

Se habla mucho de sus cualidades personales, y con razón. Es una persona franca, enérgica, cálida y agradable. Funcionarios de muy diversos países con quienes se reunió (a menudo, en circunstancias delicadas) la describen como alguien que dice la verdad aunque duela pero que al mismo tiempo sabe escuchar. Son cualidades importantes para liderar una institución que debe negociar (no dictar) términos de acuerdo.

A los europeos no les gustó mucho cuando Lagarde les dijo que sus bancos debían reestructurarse, o que necesitaban crear una barrera contra el contagio financiero, pero aun así, lo hicieron. Del mismo modo, Lagarde tuvo que tomar decisiones difíciles para que el FMI diera apoyo a países (como Grecia, Pakistán, Túnez y Ucrania) que son cruciales para la estabilidad global.

Y eso no es todo. Al Fondo no se lo suele asociar con la creatividad y la compasión. Pero Lagarde comenzó a cambiar eso. Al hacerlo, le dio un rostro humano a una institución a la que a menudo se relaciona con la prescripción de medicinas amargas.

Por ejemplo, ayudar a manejar la crisis de refugiados en Medio Oriente no era algo previsto en el mandato del Fondo. Pero bajo el liderazgo de Lagarde, el FMI ajustó un programa para que el gobierno de Jordania pudiera gastar más dinero para ayudar a los desplazados por el conflicto en Siria e Irak (de los que más de un millón están alojados en campos en territorio jordano).

Cuando en 2014 el ébola golpeó África occidental, Lagarde hizo que el FMI usara su efectivo disponible para aliviar la deuda de los países en crisis, lo que les permitió pagar más médicos y enfermeros (fue la primera vez que el FMI usó su capital de esa manera).

Retos y objeciones

Además, Lagarde identificó tres de los desafíos más importantes a los que se enfrenta hoy el mundo, y actuó en relación con ellos.

En primer lugar, expresó...

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