Gobernabilidad y Congreso

Los costarricenses estamos tristemente acostumbrados a que el proceso mediante el cual el Congreso toma decisiones es peculiarmente lento. Las consecuencias de un Poder Legislativo que no puede legislar son muchas, desde el retraso en el aprovechamiento de oportunidades y la solución de problemas, hasta la incertidumbre y la conflictividad excesiva de materias que, de manejarse más expeditamente, podrían resolverse en armonía.Si el retraso existiera para asegurar que los diputados emplearan el tiempo en el diálogo, la exposición de motivos y el esfuerzo de convencerse unos a otros y convencer a la sociedad podría valer la pena. Pero desgraciadamente eso no es así. Las actas legislativas muestran las consecuencias de discusiones interminables, con aportes conceptuales relativamente cortos y débiles.Un buen ejemplo de los problemas del funcionamiento del Congreso son las vicisitudes de la aprobación de laLey de Tránsito, descritas en algún detalle en la edición deEl Financierode la semana pasada.Estos problemas no son culpa de los diputados como individuos; algunos legisladores son ciudadanos ejemplares que han descollado en otras áreas de la vida pública y privada, y que se desesperan por la naturaleza del proceso legislativo. La culpa la tiene el reglamento legislativo y aquellos diputados que lo aprovechan para retrasar para siempre las cosas.¿Cómo ocurre esto? Primero, cada ley debe estudiarse en comisión antes de verse y votarse en el plenario. En comisión, los diputados miembros pueden plantear tantas mociones de modificación a esa ley como quieran. Por triviales, redundantes o ridículas que sean esas mociones, cada una debe discutirse por un tiempo determinado. Expirado ese tiempo, se votan, y si son rechazadas el legislador puede reiterarlas, y volver a gastar el tiempo con ellas una segunda vez. Superado el proceso de comisión, el mismo circo ocurre de nuevo en el plenario.Segundo, los diputados pueden recurrir a los tribunales para impugnar el seguimiento a pie juntillas del reglamento legislativo, y en dicha discusión la forma prevalece completamente sobre el fondo y el sentido de la regla.Tercero, aunque por varias vías una mayoría supercalificada, en el caso de algunas leyes, puede ponerle fin a una discusión y acordar una fecha para la toma de la decisión, es extraño que tantos diputados estén de acuerdo como para conformar dicha mayoría, y son muchos los recursos al alcance de la minoría para bloquear el uso de este recurso.Para colmos, como...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR