De la gradería a la butaca

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

No solo cambié la platea de fibra expuesta al cielo por la luneta acolchada bajo techo. También troqué el silbato por la batuta, la gramilla por el escenario, los marcos por los instrumentos de viento, las banderolas por las violas, los gritos de gol por los aplausos, la polémica por la armonía, los pelotazos por el ritmo, el estadio por el teatro.

Además, canjeé a los directores técnicos por el director de orquesta estadounidense Carl St. Clair; los futbolistas por el pianista francés Alain Lefèvre; locutores y comentaristas por el compositor estadounidense Frank Ticheli (1958) y su obra Rest ; árbitros y guardalíneas por el Segundo concierto para piano y orquesta en do menor, Op. 18 , del ruso Serguéi Rajmáninov (1873-1943), y la algarabía y cantos de los aficionados por la vitalidad de la Novena sinfonía, del Nuevo Mundo, en mi menor, Op. 95, B. 178 , de Antonín Dvorák (1841-1904), de Bohemia, una de las regiones de la República Checa.

En efecto, el domingo pasado rompí con la rutina del fútbol a las 11 a. m., tanto del que se vive intensamente desde una gradería como el que se disfruta por medio de la televisión. ¿Qué hice? Asistí con mi madre, Elizabeth, al IX Concierto de la Temporada Oficial de la Orquesta...

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