Guanacaste pondrá a prueba tolerancia de Solís a protestas

Un año y dos meses después de haber comenzado su gobierno con un apoyo manifiesto a una huelga de maestros, el presidente Luis Guillermo Solís se enfrenta a una prueba de tolerancia sobre las protestas, con las que no está de acuerdo.

Guanacaste se acerca a su jornada festiva del 25 de julio, con la amenaza de protestas contra el gobierno de Solís, quien ya pidió a los organizadores abstenerse de materializar sus planes para esa fecha.

Será un buen medidor sobre la disposición del mandatario, quien llegó al poder con un talante cercano a los grupos sociales y, quien, incluso, ha dado apoyo, implícito o explícito, a manifestaciones callejeras en asuntos diversos.

Además de la huelga de maestros a inicios de su administración, el Gobierno ha justificado marchas en contra de recortes presupuestarios de las universidades estatales y del Ministerio de Cultura ante la Asamblea Legislativa.

También ha abierto las puertas de la Casa Presidencial a manifestantes contra el maltrato a los animales y en favor de la industria de porcicultores nacionales, como ocurrió el pasado martes 23 de junio.

Distinta fue la reacción ante la huelga de los trabajadores de los muelles de Limón, en octubre pasado, contra el contrato de APM Terminals. Fue contundente la reacción del Ejecutivo, en ese momento liderada por el entonces ministro de Seguridad, Celso Gamboa.

En estos meses ha sido limitada la participación de uno de los rostros habituales en las protestas callejeras, el dirigente sindical Albino Vargas. Este firmó la semana pasada, como representante del grupo sindical Patria Justa, un pacto con el partido de gobierno, Acción Ciudadana (PAC) y con el Frente Amplio, para sintonizar proyectos políticos.

Hechos adicionales ocurrieron esta semana en Paquera, en la península de Nicoya, donde la Policía respondió, con contundencia, a un bloqueo de carretera de vecinos molestos por el mal estado de una importante ruta hacia playa Naranjo.

'La respuestas de la Policía fue brutal', dijo Wilmar Matarrita, un dirigente de grupos sociales en Guanacaste, militante de Frente Amplio y esposo de la diputada pampera Suray Carrillo.

Con ello coincidió el legislador guanacasteco del Partido Liberación Nacional, Juan Marín.

'Fue excesivo', dijo en alusión al método policial para acabar con la protesta, mediante gases lacrimógenos que afectaron también a niños y ancianos, según las denuncias.

Ante este señalamiento, una de las pocas coincidencias entre Frente Amplio y PLN, el...

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