Herediano más allá del bien o el mal

El primer campeón del fútbol nacional, el de legendarias jornadas, el de "Ninguno pudo con él", el Club Sport Herediano, como yo lo conocí antes de que le inventaran eso del Team, el temor de los equipos que cruzaban el río Pirro o el Virilla, va más allá del bien o el mal.Decidan lo que decidan el Comité de Ética, el Comité de Licencias y los convocados por Unafut para analizar las relaciones con Grecia, el club de la franja roja cruzada en el pecho de una camiseta amarilla, según mis recuerdos de los ’80, debe superar este sobresalto, con o sin sanción para la institución o sus dirigentes. Si los encargados de marcar un "antes" y un "después" en nuestro fútbol deciden que lo actuado respeta el límite de lo permitido, Herediano lleva la vanguardia en la amplitud de sus influencias; si, por el contrario, determinan que se han transgredido normas, solo le quedará asumir y demostrar, otra vez, su capacidad para superar los malos momentos.Es el equipo de Rosabal Cordero, el de German Chavarría, el de Claudio Jara, el de Nilton Nobrega (uno de los mejores extranjeros que ha tenido nuestro fútbol), ¡el de Odir Jacques!, el de Paulo César Wanchope (orgullo tico mucho antes de los Navas, Borges y Ruiz). Es el equipo de aquel volante tan menudito como talentoso, al que la revista Triunfo llamó en su portada "El mago del balón", en reportaje de Amado Hidalgo, para molestia de...

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