Con hierbas, incienso y velas, ticos buscan suerte para 2017

Para cientos de costarricenses, los rituales de fin de año van más allá de comerse 12 uvas con las campanadas del reloj a medianoche, usar ropa interior amarilla o roja o salir con maletas a dar vuelta a la manzana.

Las hierbas, cintas o velas de colores y hasta infusiones para bañarse son muy populares.

Billy Acuña lo sabe muy bien. Desde hace más de década y media prepara este tipo de amuletos para estas fechas.

La última semana del año es la que más trabajo le genera. En su puesto, la macrobiótica Yireh en el Mercado Central de San José, La Nación lo encontró elaborando ramos de santalucías y de ramilletes de diferentes tipos de hierbas para atraer la suerte.

'Desde el lunes ha venido mucha gente. Algunos buscan solo un ramito de santalucías; otros llevan muchas santalucías para regalar. Ya otros buscan ramos más elaborados y con más cosas', manifestó el vendedor.

Estos ramilletes se hacen a gusto del cliente o se compran ya hechos. Además de las santalucías, los ramos especiales incluyen oropel -para atraer dinero y abundancia-, ciprés -para alejar el sufrimiento-, espiga de trigo -crecimiento personal-, eucalipto -buena salud- y ruda -para dinero o trabajo-.

También se les añade una cinta roja -aleja envidias, odios y malas vibras-, una verde -atrae dinero- y una cinta amarilla -abre camino a la prosperidad-.

El valor de estos ramos oscila entre los ¢2.000 y los ¢15.000, según su tamaño y su variedad.

Precisamente eso llegó a buscar Élida Pizarro, vecina de Tres Ríos, quien por primera vez compraba ese amuleto.

Acuña le explicó: 'Esto se coloca detrás de la puerta para bloquear las cosas malas y permitir la entrada de cosas buenas. Cuando ya vaya a terminar el año, usted compra otro, antes de poner el nuevo el 31 en la noche, quita el viejo, abre la puerta de la casa y lo quema y después lo pasa por agua, para que ahí se vaya todo lo malo. Eso sí, tiene que hacerlo fuera de su casa, si lo hace adentro se le queda todo lo negativo'.

Pizarro, algo recelosa, dijo a La Nación : 'Voy a poner el ramo en un florerito viendo hacia la puerta, pero no detrás de la puerta, para que las visitas no crean que es una brujería'.

Tradición. A diferencia de Pizarro, para Claudia Alpízar la compra de este tipo de amuletos es una tradición que ya acumula varios años. La vimos a pocos metros de la macrobiótica Yireh, en un puesto donde compró una vela verde y una amarilla.

'Solo compré estas porque ya en mi casa tengo la roja. Ahorita paso a comprar...

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