Hijos que duelen

El desprecio, como el aprecio, se aprende. Cuando un cónyuge descalifica, maltrata y abusa de su pareja, los niños lo absorben con la leche del desayuno, lo ven como normal, y mamá pasa a ser una Cenicienta torpe a la que se habla con grosería, o papá un proveedor insuficiente al que se sacude sin misericordia, como a un árbol, para tomar sin dar las gracias los frutos de su esfuerzo.La bondad no siempre trae, como el arcángel, su espada, lo cual es una gran lástima. Cuántas veces la dulzura de carácter no es más que la sonrisa bajo la cual se guarece la indefensión. Cuántas veces la olfatean esos seres de carácter fuerte, término bajo el cual se designa socialmente al tirano doméstico y al agresor.Mucho se habla hoy, lo cual es una gran dicha, sobre los hijos y los atropellos que históricamente han padecido. Bienvenidos estos tiempos en que los diferentes colores de la violencia han sido por fin llamados con un nombre y los niños aprenden a escribir: abuso, agresión, estupro, negligencia. Pero los padres y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR