ICE llega a los 70 años lleno de desafíos: vulnerabilidad financiera, tensiones internas y mercados en disrupción

El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) arrastra, en su 70 aniversario, un repertorio de dificultades que saltan a la vista: la suspensión del anterior Consejo Directivo, la suspensión indefinida con tintes de defunción del proyecto Diquís, vulnerabilidades financieras y dificultades para adaptarse a los cambios tecnológicos.Los apuros de la institución, provienen de varios frentes.Uno de ellos es el sector energético, principal área de negocios de la entidad y motor del desarrollo social que en siete décadas logró una cobertura del 99,4% en el territorio nacional y que ahora enfrenta un inmenso desafío por los cambios tecnológicos.La tendencia actual es privilegiar las fuentes alternativas de energía como la solar, lo que implica que los usuarios puedan generar su propia electricidad desde el lugar que la consumen. Práctica que se conoce como generación distribuida para autoconsumo.El avance en la tecnología para la generación solar ha abaratado los costos y a futuro el consumo podría llegar a ser autosuficiente si se logran almacenar los sobrantes en baterías. Otro de los retos es levantar cabeza en el sector de telecomunicaciones, que experimentó su apertura en el 2008 y desde ese momento comenzó a perder clientes frente a sus competidores.La ruptura del monopolio no fue el problema, sino la acartonada oferta de servicios y las malas decisiones empresariales que se dieron al adquirir FullMóvil y Telecable.Las finanzas también meten presión y muestran deterioro por varias razones, una por el sobreendeudamiento en moneda extranjera.Además del impacto que generó el diferencial cambiario, en el 2018 se sumó la defunción técnica de Diquís, proyecto insigne de la institución, en el que se invirtieron ¢87.767 millones entre el 2007 y el 2008.Sepultar la construcción de la planta hidroeléctrica impactó al pasar el inconcluso proyecto como un gasto. Según los estados financieros no auditados, el ICE experimentó un déficit neto de ¢252.445 millones en el 2018.¿Es sostenible el monopolio?El mercado nacional dio como fruto la coexistencia de un operador dominante que compra energía al sector privado, y que a la vez, convive con la autogeneración.Sin embargo, la presión que imponen los constantes cambios tecnológicos, ponen en entredicho si la generación y distribución eléctrica debe continuar bajo el control monopólico del Estado.Para Carlos Alvarado, presidente de la República, el mercado eléctrico costarricense migrará -siguiendo las...

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