Indigentes hallan alivio en salón parroquial

Para quienes viven en las calles, recibir un plato de comida, ropa limpia y procurarse un baño, al menos una vez a la semana, representa un tiquete de regreso a la vida y la oportunidad de volver a sentirse personas, como ellos afirman.

Cada sábado desde hace dos años, el salón parroquial de Desamparados se convierte en hogar para unas cien personas que reciben comida, ropa y cuidados médicos.

Empero, más allá de ello, hay quienes le han sacado mayor provecho a esta iniciativa, la cual inició el padre de la parroquia de Desamparados, Marvin Benavides.

Tal es el caso de Víctor Altamirano, de 61 años, quien ha logrado reconstruir su vida con la ayuda de manos amigas y mucha voluntad personal.

Altamirano vivió en la indigencia durante nueve años. En esta condición cayó a causa del alcoholismo, tras la muerte de su hija y de su compañera sentimental. 'Durante estos años, que fueron los peores de mi vida, anduve con otros indigentes durmiendo en la calle y comiendo de la basura. Cuando el padre nos descubrió y nos trajo aquí, supimos entonces que por lo menos todos los sábados teníamos comida', relató este hombre, quien hace un año salió de las calles.

Desde entonces, Altamirano asiste todos los sábados al salón parroquial, ya que asegura que su deseo es devolverles a otros parte de lo que él recibió.

Entre semana, se gana la vida con trabajos de electricidad y, gracias a la colaboración...

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