Jornada de fe y pies descalzos en caminata hacia la basílica

Vanessa Granados, de 33 años, estaba a las 4 p. m. subiendo la primera cuesta para llegar al parque de Tres Ríos, La Unión. Con sus pies descalzos empujaba un coche vacío. En su mano colgaba un rosario de madera y en el corazón un profundo agradecimiento por los siete años de su hija Juliana.Al nacer, a la menor se le diagnosticó una nefropatía, por lo que el pronóstico de supervivencia era reservado.'Me dijeron que no cumpliría siete años. En enero de este año ya los cumplió, vengo a agradecerle a la Negrita por la vida de ella', relató esta mujer vecina de San Rafael de Cartago.Junto a ella también caminaron descalzas su otra hija Jackeline, y su hermana Esperanza.A pie. La historia de estas mujeres se parece a la de otro puñado de fieles, a los que no les importó las piedras ni el calor del asfalto.La promesa, para muchos, se pagó con pies desnudos hasta las puertas de la basílica de la Virgen de los Ángeles, en Cartago, a 22 kilómetros de San José.Y es que ayer una constante en el recorrido desde San Pedro de Montes de Oca, hasta el templo fue ver a mujeres, hombres y hasta niños, que llevaban las tenis colgando del cuello.José Navarro salió descalzo desde la catedral metropolitana en San José, hora y media después, cuando cruzaba La Galera, en Curridabat, sus pasos ya eran lentos.'Claro que me molesta, pero aquí vamos'.Con esta, son apenas tres romerías en sus 44 años, pero es la primera que camina sin calzarse. Una petición muy fuerte, que prefirió reservarse, lo hizo ofrecer este sacrificio en la romería.El contraste de la fe son las decenas o centenas de vendedores que tratan de conquistar a...

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