Krugman: Hora de un golpe de timón

En este momento, el argumento económico a favor de la austeridad -de recortar el gasto del Gobierno aún frente a una economía débil- se ha derrumbado. Las afirmaciones de que los recortes en el gasto en realidad alentarían el empleo al promover confianza, se han despedazado. Resulta que las afirmaciones de que hay algún tipo de línea roja para la deuda que los países no se atreven a cruzar se sustentan en una matemática difusa y sencillamente errónea hasta cierto punto. Las predicciones de crisis fiscal siguen sin materializarse; las predicciones de desastre producto de rigurosas políticas de austeridad han resultado demasiado exactas.Sin embargo, las peticiones para dar reversa al destructivo giro hacia la austeridad siguen topándose con monumentales obstáculos. Eso refleja en parte intereses creados, porque las políticas de austeridad sirven a los intereses de los acreedores ricos; en parte refleja el rechazo de la gente influyente a admitir que se ha equivocado. Pero hay, creo, un obstáculo más para el cambio: el difundido y profundamente arraigado cinismo respecto a la capacidad de los Gobiernos democráticos, una vez que se han involucrado en los estímulos, para dar un golpe de timón en el futuro.Por eso ahora parece un buen momento para señalar que este cinismo, que parece realista y sofisticado, es en realidad pura fantasía. Poner fin a los estímulos nunca ha sido problema; de hecho, el registro histórico muestra que casi siempre se les puso fin muy pronto Y, al menos en Estados Unidos, existe un historial muy bueno respecto a comportarse en una forma fiscalmente responsable, con una excepción: la irresponsabilidad fiscal que prevalece cuando, y solamente cuando, los conservadores de línea dura están en el poder.Empecemos con la consabida afirmación de que los programas de estímulos nunca desaparecen.En los Estados Unidos, los programas de gobierno diseñados para dar empuje a la economía son, de hecho, raros: el Nuevo Trato de Franklin Delano Roosevelt y la mucho más pequeña Ley de Recuperación Económica son los únicos grandes ejemplos. Y ningún programa se volvió permanente; de hecho, a ambos se les redujo de tamaño demasiado pronto. Roosevelt recortó marcadamente en 1937, lo que lanzó a Estados Unidos de vuelta en la recesión; la Ley de Recuperación tuvo su máximo efecto en el 2010, desde entonces se ha desvanecido y este desvanecimiento ha sido una de las razones principales para la lenta recuperación económica estadounidense.¿Qué hay de los...

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