Sin leche ni fútbol

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

'Mi café sin leche por favor', le dijo al mesero la única mujer en una mesa donde cinco comensales con edades entre los 30 y 40 años compartían gallo pinto, huevos revueltos, natilla, plátanos maduros y pan tostado. '¿No te gusta la leche?', preguntó uno de ellos. 'Nunca me ha gustado, me cae pesada; ¡no la soporto!', respondió la dama de cabello castaño, ondulado y largo.

La escena, real, tuvo lugar el pasado lunes 5 de octubre en el restaurante del Hotel Grano de Oro, ubicado en barrio Don Bosco, San José. En ese espacio de arquitectura victoriana hubo más que desayuno: tertulia, camaradería, risas. Sentado en la mesa de al lado, fui testigo de todo ello al tiempo que leía un libro mientras esperaba a un amigo.

El grupo habló primero de vida matrimonial, soltería y -tema muy en boga- divorcios. Todos estos estados civiles estaban representados alrededor de aquella mesa situada junto a una fuente de agua que amenizó la conversación. Entre argumentos, anécdotas y chistes, cada quien defendió su situación actual. Los casados: 'Es más lo que se gana que lo que se pierde'. El divorciado: 'La paz no tiene precio'. Y el soltero: 'Cada día me convenzo más de quedarme solo, aunque sea a ratos'. La mujer a gusto con el tema.

Después otro tópico que nunca falta: los hijos. Sí, sus capacidades, talentos, caracteres, gustos...

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