Pero llega al estadio y...?

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

Siempre controlando sus emociones, atento día a día a comportarse 'como se debe', seguir al pie de la letra el libreto de lo 'correcto', no apartarse ni un milímetro de las reglas de convivencia social, actuar, hablar, reaccionar como todos o muchos esperan que lo haga.

Lo anterior incluye no decir siempre lo que piensa, abstenerse de cuestionar, evitar incomodar a los demás con sus dudas, procurar no escandalizar, enojar o resentir con sus ideas, ponerle un bozal a las opiniones, visiones, perspectivas personales, guardar silencio la mayoría de las veces en pro de la paz y la armonía.

Si de tomar decisiones se trata, que estas agraden a los padres, abuelos, tíos, maestras, sacerdotes, pastores, amigos, vecinos; es decir, que satisfagan las expectativas de todos.

No le cuesta trabajo vivir así pues desde niño lo enseñaron (mejor dicho, entrenaron, domesticaron) a 'hacer caso', portarse bien en la mesa, obedecer a los adultos ciegamente, agradar a las visitas, complacer a los parientes, no hacer desorden en la escuela, guardar silencio de escultura en la iglesia, no correr en los pasillos del hospital, no hacerle muecas a los policías, 'tener fundamento' como decían sus abuelos.

Por eso creció reprimiendo berrinches, gritos, llantos, quejas, acusaciones, enojos, cóleras, verdades, deseos, apetitos, caprichos, antojos, impaciencias, dolores, sueños, anhelos...

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