Madridismo se baña de agua y gloria en Cibeles

Madrid. Ni siquiera un chaparrón torrencial, que se materializó para aguar la fiesta durante algunos minutos, fue capaz de callar a las miles de gargantas que ayer se concentraron en torno a la diosa Cibeles para celebrar junto a los jugadores del Real Madrid el trigésimo segundo título de Liga.El chapuzón fue repentino, pero frente a las adversidades pudo la ilusión de saber que, en ese momento, los futbolistas de la primera plantilla se subían en el autobús descapotable que debía llevarlos desde el estadio Santiago Bernabéu hasta la estatua.Fue entonces cuando los más de 25.000 aficionados que abarrotaban el recorrido vieron recompensada su paciencia.Los cánticos dedicados al club madrileño y también al Barcelona, el máximo rival, se mezclaban con algunos de los temas de moda y con los mensajes lanzados por un animador desde el escenario.Finalmente se despejaron los nubarrones y salió el sol, justo a tiempo para iluminar una llegada repleta de banderas y bufandas.En el piso de arriba del autobús, Marcelo, Pepe y Ozil eran los más activos, mientras otros como Cristiano...

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