María, tras lograr salir de la prostitución: 'Ya no tengo miedo'

Más de 15 años pasaron sin que los días fueran muy diferentes unos de otros: dormir cuando había luz y salir a trabajar en cuanto oscurecía. Comer era opcional, pero drogarse se convirtió en una necesidad para soportar los horrores de la calle y la prostitución en la noche.

Suma cuatro décadas de vida, aunque hoy su existencia es muy diferente.

Su identidad se resguarda; eligió ser llamada María. Esta mujer pide ayuda para quienes todavía están en la calle.

¿Cómo llegó a trabajar en las calles?

Cuando estaba joven, mi mamá se fue y mis hermanos y yo nos fuimos a vivir a la casa de mis abuelos. Ahí sufrí muchos abusos sexuales (...). Uno estaba resentido con la vida, y debido a eso, empezamos a conocer el alcohol y la droga. Yo me iba a bailar, salía de mi casa, hasta que un día no llegué más. Conocí a una persona con la que comencé a convivir, y de ahí empecé a prostituirme.

¿Qué edad tenía?

Como a los 18 años... Deseando tener cédula, como para que no me dijeran nada, como un pájaro que lo dejaran en libertad.

¿Alguien la forzó?

Desgraciadamente, cuando usted está así, solo gente mala se le aparece. Yo estaba conviviendo con una persona que también tenía vicios, y él me dijo: 'Yo sé la manera en la que usted puede ganar dinero, dinero que ni se imagina'. Y así fue como empecé para solventarnos el vicio los dos.

¿Cómo eran los días?

Vivíamos en una cuartería en San José. Era un cuartito pequeño, a lo mucho una cama, el televisor y la ropa. Por lo general, a mí me mandaban a trabajar de noche porque había más dinero; entonces, durante el día yo dormía. Más que en la noche uno se drogaba y tomaba, entonces en la mañana ¿con qué ganas iba a estar despierta? El día es la noche y la noche es el día.

¿Se sentía en peligro?

Muchas veces sentí temor. Más que a veces no quería ir con ciertas personas, pero mi pareja me obligaba. Yo sabía estando ahí, medio conversando, que la persona era agresiva, pero ellos ponían el dinero y uno solo esperaba que pasara la situación lo más rápido posible? Tenía que conseguir para el cuarto, el alcohol, para la droga? y para comer, que eso era lo último que uno hacía.

¿Hubo gente que se acercaba a ofrecerle ayuda?

Sí, usted sabe que hay grupos de cristianos que andan en la noche, y muchas veces me dieron de comer, me escuchaban, me decían que buscara ayuda? Pero uno, cuando está en eso, no cree que haya esperanza. Es una esclavitud; yo era esclava? y uno no creía; no había Navidad, no había nada. Era un ciclo de...

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