Médico alivia el dolor en pasillos de centro médico

La conversación fue repentinamente interrumpida por un llamado de urgencia que salió del altavoz.

Alerta, como suele estar, el médico Édgar Aguilar Muñoz detuvo la charla, puso atención al mensaje y dejó a su interlocutor con la palabra en la boca para correr por el pasillo.

En uno de los salones del Hospital San Rafael de Alajuela, una mujer de 60 años entró en paro cardiorrespiratorio como parte de la fase terminal de un cáncer de pulmón. Era su paciente. A Aguilar lo llamaron por el altoparlante para que la atendiera.

Apenas unos minutos antes, el médico se había reunido con los familiares de la enferma al pie de su cama para informarles de que el desenlace era inminente. Les habló en medio del salón, sin posibilidad de darles un lugar privado para llorar.

Sentado en un pasillo, en una cocineta y hasta en el baño: ante la falta de consultorio, el único especialista en Cuidados Paliativos del Hospital San Rafael de Alajuela debe aprovechar cualquier espacio para atender a enfermos en estado terminal y a sus familias.

Así ha trabajado los últimos tres años, desde que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) decidió ofrecer el servicio a los alajuelenses.

La institución abrió su plaza, pero lo dejó desarmado, pues Aguilar no tiene el equipo mínimo básico para atender la demanda de pacientes oncológicos (60% de su consulta), personas con dolor crónico benigno (35%) y víctimas con dolor de aparición repentina (5%).

Errante. Eliécer Campos Chinchilla, de 49 años, es un chofer de bus a quien le diagnosticaron un osteosarcoma, un tipo de cáncer en los huesos que ameritó la amputación de su pierna derecha.

El lunes 2 de octubre, Campos reposaba en una de las cuatro camas que hay en el servicio de Hospital de Día, en Alajuela.

Él es paciente de Édgar Aguilar. El médico corrió nuevamente por uno de los suyos; esta vez, para buscar una cama que le permitiera a Eliécer recibir, lo más cómodamente posible, el medicamento para subir sus defensas y retornar a su casa.

Aguilar le pidió el favor al jefe de ese servicio -como se lo ha pedido a tantos otros- para que le prestara una enfermera; en otras ocasiones, ha solicitado un psicólogo, o una cama, o el consultorio de algún colega que se encuentre de vacaciones.

'No se vale que sus pacientes anden como arrimados. Nosotros siempre...

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