Mejorar la atención

Erick Barker en su blog semanal comenta un libro llamado The Distracted mind: ancient brains in a High Tech World . Su autor sostiene que las distracciones son bienvenidas por el cerebro porque su diseño tiene como propósito captar información nueva, no enfocarse por largo tiempo en un asunto. Esto coincide con la idea de que la finalidad del cerebro es la supervivencia y no el conocimiento. Para el individuo humano primitivo, habitante de las praderas, era muy importante poder captar información puntual sobre movimientos y sonidos, que pudieran indicar la presencia de un depredador o de una pieza de caza. El cerebro no estaba diseñado para sentarse a escuchar una conferencia de una hora. Quienes quieren preparar una buena disertación, han de saber que la atención mejora con lo novedoso, lo que cambia el ritmo, lo inusitado, lo que deja sabor de contradicción o de paradoja.

La vida moderna nos plantea desafíos de aprendizaje que demandan superar el rasgo descrito.

Hoy lidiamos con una amplia masa de información y no podemos captar cadenas de proposiciones que conforman un argumento complejo, a menos que seamos capaces de fijar la atención durante largos periodos. ¿Cómo lo haremos a pesar del diseño de nuestro cerebro? Mediante entrenamiento, dice Barker.

Y recomienda estas buenas prácticas: primero, focalizar la atención. Nada de tareas múltiples y simultáneas. Segundo, meditar...

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