Mercados vertiginosos y política sombría

Kenneth Rogoff

C ambridge. El crecimiento económico a nivel mundial repuntó en 2017 y la mejor conjetura es que la economía global también tendrá un desempeño sólido en 2018. Al mismo tiempo, una creciente ola de populismo y autoritarismo plantea un riesgo para las instituciones democráticas estables que sustentan el crecimiento a largo plazo. Y, sin embargo, los titulares que parecían presagiar inestabilidad política y caos no han impedido que los mercados bursátiles se dispararan. ¿Qué es lo que sucede?

Primero, las buenas noticias. Sin duda, el mayor factor único en el rebote global sincronizado es que la economía mundial finalmente está dejando atrás la larga sombra de la crisis financiera de 2008.

Parte de la buena fortuna de hoy es una revancha por años de demanda débil. Y el rebote no terminó, ya que la inversión empresarial finalmente se está recuperando después de una década de estancamiento, sentando las bases con esto para un crecimiento más rápido y mayores alzas de la productividad en el futuro.

Región por región

Es cierto, el crecimiento económico en China de alguna manera se está desacelerando en tanto las autoridades tardíamente intentan contener una burbuja crediticia, pero muchos otros mercados emergentes -entre ellos particularmente India- están preparados para crecer a un ritmo más rápido este año. Los mercados bursátiles y de vivienda en alza pueden alimentar la desigualdad, pero también generan un mayor gasto de los consumidores.

Los inversores y los expertos en política también están animados por la resiliencia de la independencia de los bancos centrales en las principales economías. El presidente estadounidense, Donald Trump, no solo le ha ahorrado a la Reserva Federal las misericordias no tan amables de sus tuits a primera hora de la mañana; también ha nombrado a individuos altamente calificados para ocupar las vacantes en la Fed.

Mientras tanto, la derecha alemana no ha podido evitar las políticas del Banco Central Europeo que han ayudado a apuntalar a Italia, España y Portugal, y el BCE sigue siendo, por lejos, la institución más respetada e influyente de la eurozona.

En otras partes, las cosas son bastante parecidas. En el Reino Unido, la primera ministra británica, Theresa May, al comienzo de su mandato atacó al Banco de Inglaterra, pero rápidamente se retractó. Como observó Mohamed A. El-Erian, muchos inversores consideran a los bancos centrales como 'la única alternativa', y están dispuestos a ignorar una...

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