Un muro de 40 metros aísla a Óscar Ramírez

Un muro gris de cemento, como de 40 metros de ancho, protege la casa. Es largo y alto. Una muralla solo superada por las últimas ramas de los árboles, lo único que se aprecia desde fuera. Tres vecinos colocan una silla sobre la acera y apoyan su espalda sobre la estructura de concreto. Es una pared perfecta para recostarse e iniciar la tertulia de la tarde.'Somos los guardaespaldas del Machillo', dice entre risas el más joven de los tres. Casi todas las tardes se juntan aquí, frente a la casa de Ramírez. Un típico ritual en este caserío belemita, con aceras bien cuidadas y una calle sin huecos.A Machillo lo ven muy poco desde que volvió de Rusia. Por la mañana, casi de madrugada, sale a andar en bicicleta y luego se resguarda en su casa, detrás del muro. No va al súper ni a la iglesia, al menos por ahora. Y a veces visita a su mamá, quien vive en la casa que colinda con la suya. Ellos saben que está ahí porque una vez lo vieron reparando una gotera en el techo.Intento. Aguardaba afuera a que alguien me atendiera cuando su esposa, Jeanette, abrió casualmente el portón para salir de la propiedad en carro. Se detuvo un segundo y me atendió amable, con una sonrisa. Le pregunté si su esposo me podía hablar, pero me dijo que aún no quería.Le rogué a doña Jeanette que me ayudara, por lo que lo llamó al teléfono celular y como no atendió, echó marcha atrás a su vehículo hasta regresar a la entrada, se bajó del auto y le dio mi recado.Luego volvió para darme la respuesta de quien llevó a Costa Rica al último Mundial: 'Dice que tal vez después. Usted sabe cómo es él'.Me dice otro de los vecinos de la tertulia que Macho es uno más en el barrio. Alegre, buen tipo. Confiesa que lo de 'guardaespaldas' nació porque les ha tocado soportar algunos madrazos de fanáticos que pasan por la casa y gritan unas cuantas barbaridades.Normalizándose. Sin embargo, eso fue hace días. Hoy, el barrio es el de siempre. Solamente que Ramírez no aparece.'Ese es el hermano del Macho', me avisa un vecino. Se llama Giovanni y salió un segundo de la casa de su madre a recoger unos mangos maduros que caían sobre la acera.Se asemeja al extécnico de la Sele en el rostro, en los gestos y en el discurso. Es...

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