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Nadie salva a S del furor santista y el gol de Lagos

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Vincent

El romperredes le pide tregua a las lesiones con un beso en la rodilla de su pierna derecha, la misma con la que recién perforó las redes de Kevin Briceño desde el punto de penal, cuando se jugaba el minuto 69.

Después del simbólico gesto, se tapó los ojos con sus manos; quiere llorar pero aún le restan minutos al partido.

Corre al banco, en donde lo abrazan los miembros del cuerpo técnico. Fueron cinco meses de recuperación, después de que le quitaron todo el menisco y aún está en la etapa de fortalecimiento, pero sigue anotando torneo a torneo.

Su gol emparejó el duelo, un 2 por 2 vibrante. Christiam Lagos se encargó de mandar el balón a los cordeles. Aún se le mira con sobrepeso, pero el olfato está ahí, tan intacto como siempre, y quizás aún más cuando en frente hay una camisa morada.

Fue el tanto que le dio un segundo aire al Santos y lo envalentonó ante un adversario abatido, agotado y ahogado por el feroz clima que calienta Guápiles y el furor que resalta en el equipo santista después de alcanzar la final a la Liga Concacaf hace apenas cuatro días.

El empate dinamizó a los anfitriones, que en lugar de bajar la guardia metieron el acelerador, insaciables en su deseo de hacer valer la casa, después de ir abajo en el marcador.

El gol llegaría, obra de Kenny Cunningham, al 77'. Fue la estocada. A Saprissa le faltaba aire para asumir el cierre con el ímpetu que mostró en la inicial, cuando pudo controlar de una forma distinta el juego si Marvin Angulo no hubiera errado un penal al minuto 1 del duelo.

De inicio y cierre trepidante, el primer periodo mantuvo picos de alta intensidad. Cuando el silbatero central sonó su silbato por primera vez, Saprissa salió como toro en redondel.

Incisiva y punzante, la S apostó por dar un golpe letal en el arranque que le permitiera controlar el juego y a la vez los tiempos del partido, ante el clima sofocante que calentaba la cancha sintética del estadio Ébal Rodríguez. En dos jugadas consecutivas, el Monstruo se atragantó, después de que Alejandro Gómez detuvo un remate a quemarropa de Jerry Bengtson en el primer minuto.

Y...

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