El niño de pueblo que se convirtió en científico

¿Quién iba a imaginar que un carajillo criado entre vacas y caballos, en Concepción de la Palmera de San Carlos, iba a llegar a experimentar con el cuarto estado de la materia?

Para Iván Vargas Blanco, fundador y director del Laboratorio dePlasmasdel Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), los obstáculos son empujones para continuar.

Él y su equipo marcaron un hito para la investigación científica en el país al realizar, el miércoles 29 de junio, la primeradescargade plasma de alta temperatura con un dispositivo experimental llamado stellarator .

Pero el destello de luz de 4,5 segundos que se observó ese día no fue soplar y hacer botellas.

A pesar de que hoy es un renombrado experto en física de plasmas, Vargas reconoce que 'hacer ciencia y tecnología en Costa Rica no es fácil'.

Pero es que, para él, nada ha sido sencillo. 'Las cosas que se obtienen fácil se valoran poco. Como a mí me costó tanto, valoro mucho lo que he logrado a lo largo de mi vida', afirmó Vargas , de 43 años.

Curiosidad temprana. Desde que era niño Vargas sentía una curiosidad insaciable por los misterios de la ciencia.

En el remoto pueblo de Concepción de la Palmera de San Carlos, los cinco hijos de don Víctor Vargas y doña Susana Blanco jugaban entre ellos porque el vecino más cercano vivía a dos kilómetros. El segundo de los chiquillos, Iván tenía una inquietud particular: 'Estudié en una escuela unidocente y solo había 10 estudiantes. Recuerdo que la maestra tenía una pequeña biblioteca como de tres estantes con libros que habían sido donados. Tres de esos libros eran de ciencia y en uno de ellos se hablaba del tema de la fusión', dijo.

Ahí empezó la fascinación con un tema que es el eje de su proyecto actual.

El niño crecía y su curiosidad aún más. 'Yo me hacía preguntas como: '¿qué pasa cuando un protón choca con un neutrón?', y las anotaba en un cuaderno'. Para intentar dar respuesta a sus interrogantes, el pequeño comenzó a leer y a realizar experimentos.

'Una vez se puso a hacer un invento de esos y casi me quema la lechería', rememoró, entre risas, su padre. Ese era el cuartel de operaciones de Iván. En un cuarto en el segundo piso de la lechería, Iván instaló un laboratorio de química que acondicionó con implementos muy rudimentarios hallados ahí mismo, en el negocio de su papá.

'Construí una centrifugadora con un motor de juguete y un microscopio con un lente de topógrafo', relató el científico.

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