La noche en que el fútbol desató la locura en Nicaragua

El béisbol, el deporte rey en Nicaragua, quedó en segundo plano, este martes, cuando la selección del país vecino logró una espectacular remontada que le valió para clasificar, por segunda vez en su historia, a una Copa Oro.

La primera presencia nicaragüense en ese certamen regional fue en 2009.

En la tierra del pinolillo hubo fe en su equipo, a pesar de que llegaba al juego de vuelta ante Haití con una desventaja de 3-1 en el marcador. El duelo de ida se realizó el viernes pasado en Puerto Príncipe.

Por eso, el Estadio Nacional de Managua lució sus mejores galas, con una afición que no paró de apoyar; sin embargo, la diferencia se mantenía y el 0-0 se alargaba.

Los instantes de incertidumbre fueron interrumpidos al minuto 83 ante la algarabía por un penal sancionado contra Fernando Copete, en una falta inexistente.

Que la infracción no existiera no era importante cuando la esperanza de la victoria se asomaba en el reducto pinolero.

Juan Barrera, al que la televisión nicaragüense llama El Iluminado, cobró el tiro de penal al 85'.

La fe y la locura empezó a crecer cuando el atacante fue a recoger al balón del fondo de las redes, con la misma velocidad con que un aficionado se metió al campo a celebrar.

'Pensé que si caía un gol, caían más', cuenta el técnico Henry Duarte, un costarricense al mando de la selección blanquiazul y quien elevó una oración al cielo.

Ruegos atendidos. Sus plegarias fueron escuchadas.

Dos minutos después, el mismo Barrera, la estrella de la noche y de muchas otras noches del fútbol...

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