Nuevo proyecto fiscal mantiene la cedularidad y territorialidad

El borrador de reforma a la imposición sobre la renta, que Hacienda hizo circular el lunes pasado, conserva cedularidad y territorialidad.

Mientras para los economistas renta es cualquier ingreso, cedularidad es dividirlas según su origen y aplicarles tarifas diferenciadas. Así, las rentas de una relación laboral no se mezclan con las empresariales, las del capital, etc. y cada grupo tiene sus propias normas, creando impuestos independientes entre sí.

La propuesta crea una cédula de rentas de capital que gravará ingresos por arrendamiento, por cesión de fondos a terceros (intereses), por uso o goce de propiedad intelectual (derechos de llave, regalías) y por dividendos. Esta cédula incluye -además- normas nuevas para ganancias y pérdidas de capital, que actualmente no están sujetas a tributo.

Lo opuesto a cedularidad es renta universal, en la que los ingresos 'caen en una olla' a la que se aplica una tarifa global. Se da un pequeño paso en esa dirección al sumar en el impuesto a las utilidades las rentas de bienes o derechos afectos a la actividad lucrativa, incluso los que puedan producir rentas de capital o ganancias de capital. Si no están afectos...

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