Opinión: Me acosan los 'Pinochos'

Amado Hidalgo

hidalgo.amado36@gmail.com

Desde hace un tiempo, tengo pesadillas recurrentes con Pinocho. Desde niño, el cuento me pareció fantástico. El amor de un viejo carpintero hizo posible el milagro de la vida para un muñeco de madera. Pero esa marioneta se ha convertido en el Chucky de mis noches de insomnio.

A veces me asalta en medio de la noche vestido con un uniforme tricolor. Me grita que lo de un tal Eduardo y sus lugartenientes es también un cuento, como el del mismo Pinocho. Que no hay mano derecha ni izquierda, que tampoco tuvo socios para recibir dineros, que siempre actuó a espaldas de todos, que no hubo secretario ni secretaria que lo alcahueteara. Pero a ese muñeco le crece la nariz justo a medianoche, y con voz de ultratumba, me canta al oído un éxito de Mocedades: 'Secretaria, secretario, la (el) que no habla, siempre atenta (o), diciendo nada? Fui también la (el) celestina (o) de tus citas clandestinas. Y aprendí a estar bien callada (o)'.

Otras noches me arruina el sueño porque se me presenta, me da la mano, me dice que viene a presidir un club de fútbol, que vuelve del cuento chino, que se fue sin cuentas pendientes de la Casa de los Sustos, porque a las secretarias y secretarios siempre les inventan historias como las que cantaba Mocedades, de incondicionales celestinos que ayudaron al jefe a subir peldaños, a escoger los regalos para pagar favores, pero que nada es cierto. Y mientras le crece la nariz, enorme, enorme, un político lo abraza y ambos hacen la señal de la victoria, al tiempo que la noche se viste de verde.

Pero hay otro Pinocho...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR