Opinión: Los dioses del GOLimpo

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

Poseidón, el dios de los mares, era fuerte, todopoderoso, en el mundo de la mitología griega; sin embargo, cuando le dio por jugar fútbol, se tornó débil y de ser idolatrado y tratado como una estrella por los aficionados de su equipo, se transformó pronto en el villano, el culpable de todas las desgracias. Un dios de arena que el oleaje borró.

Hermes, dios mensajero del comercio, el ingenio y la astucia, de los ladrones y mentirosos, y encargado de proteger las fronteras y los viajeros que cruzaban por ellas, se enorgullecía de la cuota de poder que ostentaba en el terreno de los mitos helénicos. No obstante, cayó en desgracia luego de ser fichado como delantero centro; los hinchas de su club esperaban impacientes que él les hiciera el milagro de ganar los títulos de todos los campeonatos en los que participaban, mas al no ocurrir eso en su primera temporada, casi lo linchan. Un dios volador que terminó desplumado.

Apolo, el dios más venerado e influyente después de Zeus, era visto en tiempos del poeta ciego Homero como la luz de la verdad y quien amenazaba o protegía desde los cielos. Toda esa gloria empezó a desmoronarse a partir del día en que firmó por tres temporadas con un club que buscaba un mediocampista creativo, capaz de todo, que contribuyera a ponerle fin a la sequía de trofeos. No dio el rendimiento esperado y lo despidieron...

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