Opinión: El fútbol enfermo

Amado Hidalgo

hidalgo.amado36@gmail.com

Hay días en que el fútbol te produce náuseas. No por un mal arbitraje, que de esos hay muchos, ni por un mal resultado del equipo consentido. Se te arruga el corazón porque el fútbol deja de ser un juego y se convierte en un aliado de la delincuencia.

Te arruga el corazón ver a un gamberro desatando su odio fanático, con instinto asesino, contra un rival. Sucedió en Cartago y en Alajuela. Otro día será en Heredia o Tibás. Hay muertos y morirán más, y lo peor es que nos iremos acostumbrando a tales escenas.

Otra vez hay un debate sobre las barras. Durará unos días. En poco tiempo vendrá otro episodio y los irresponsables dirigentes seguirán de alcahuetes y facilitadores de esas dantescas escenas de desprecio por la vida humana. La Policía no autorizará el plan de seguridad, pero igual se jugará el partido. Públicamente, vetarán a las barras, pero extrañamente, las veremos todos los días de partido en el sitio de siempre. Les declararán la guerra, pero por debajo les darán entradas, guardarán sus bombos, y hasta los dejarán participar de las asambleas.

Tendrán las fotos del Gordo, El Malo y El Feo. Bien identificados. Pero los tres no faltarán a ninguna cita.

Y cuando haya un gol importante, algún futbolista irá en busca de un abrazo con esos personajes siniestros, quienes disfrazan con su camiseta futbolera al delincuente oculto que cobra vida entre...

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