Opinión: Si Johnny Chaves fuera rajón...

Danilo Jiménez

danilojs62@hotmail.com

Ahora que ganar y gustar empieza a abrirse espacio en el ideario de algunos entrenadores, el Santos de Guápiles debería ser el equipo modélico y su entrenador, Johnny Chaves, el paladín del movimiento.

En el país militan con esta causa Herediano -por historia y convicción-, Saprissa -por orígenes y ADN-, los santistas y el benjamín Grecia -por voluntad expresa de su técnico Wálter Centeno-, en ese orden.

El resto alterna entre las buenas intenciones, como Alajuelense, Limón y Guadalupe, y la antítesis más pura, encabezados por el feo Cartaginés de Javier Delgado y los que completan el lote, que ni fu ni fa. La Sele del Machillo cabría en esta lista.

Lo de Chaves es la consecuencia lógica de sus casi 110 juegos en el banquillo de los rojos, su filosofía holandesa de orden táctico a partir de un excelente manejo de pelota y la consolidación de una estructura de jugadores que lo obedece con devoción.

En Santos, Johnny ha tenido la continuidad que no logró en Cartaginés, a pesar de sus 86 partidos, pues se lo llevó una racha de malos resultados de esas recurrentes en los blanquiazules, de las que no se salvaría ni el mismísimo Zinedine Zidane con sus estrellas.

Si Chaves fuera un rajón, alardearía con su tridente de licencias -A, B Y C- alcanzado con honores en Holanda, de su formación en Leipzig, Alemania, o de sus actualizaciones curriculares semestrales o anuales en la tierra del tulipán, a donde acude con puntualidad.

Pero el exguardameta de Sagrada, UCR y Toronto de Canadá, metalero de Iron Maiden, padre soltero y políglota -habla español, inglés...

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