Opinión: Kandler, un recuerdo

Roberto García H.

roberto.comunic@gmail.com

En la canción Llegar a viejo , Joan Manuel Serrat dice que quienes nos vamos acercando al último andén de nuestras vidas, nos convertimos de a poco en fantasmas con memoria. Sería por eso que el domingo pasado, mi pronóstico del tiempo interior presagiaba horas lentas, llovizna y saudade, un clima gris que acentuó la noticia de la muerte de Ricardo Kandler.

Lo conocí hace tres décadas en La Nación . Aprendí a admirar su trabajo en las vibrantes jornadas dominicales de crónica, diseño y fútbol que compartíamos en la sala de redacción. Y aunque él no era especialmente aficionado al balompié, nuestra complicidad funcionaba al tenor de su fina ironía. '¿Ya escribió su crónica? Déjemela por ahí; acuérdese que yo las colecciono'. Y reíamos de buena gana. A veces coincidíamos ante el escritorio de don Fernando Díez Losada. El venerable patriarca del idioma desplegaba sus tablas de la ley y nos ilustraba en el buen uso de los textos. También frecuentábamos la mesa de Salustio Pauta, santo patrono de los mapas de papel que irrigaban ríos de tinta en las rotativas. Y anochecíamos en el periódico, inmersos en las tareas de cada uno; mis relatos del balón, su universo de plumilla y trazo.

Con frecuencia, el mundo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR