Opinión: Ha llegado el dios del silbato

Amado Hidalgo

Periodista hidalgo.amado36@gmail.com

El árbitro asistente de video (VAR) es el fracaso del árbitro de carne y hueso. Después de poner hasta siete humanos a dirigir un partido, unos adentro y otros afuera, la FIFA está a punto de rendirse y le va a entregar el pito al réferi cibernético.

Los que estén allí, vestidos de negro, entremezclados con los jugadores, pasarán a ser unos títeres, marionetas del gran dios electrónico y su ojo mágico que todo lo ve. En ese mundo perfecto que perseguimos, nos van a dar la chupeta electrónica que nos alejará del llanto a los seguidores del fútbol. No más lloradera.

El Mundo Feliz, el de la novela de Aldoux Huxley, está aquí. A quienes nos gusta el fútbol, ya no tendremos que sufrir por las injusticias. El videoarbitraje será nuestro soma, el narcótico que nos alejará del sufrimiento causado por el error de los otrora imbéciles, sucios y sinvergüenzas árbitros. Los silbateros dejarán de ser malos, y también dejarán de ser buenos: A la pantalla nadie la puede madrear.

Y cuando los robots se popularicen, desplazarán a los árbitros de carne y hueso y a la pantalla que monitorean tres jueces más. Todos ellos se irán al carajo. Una máquina con patas y manos, con ojo electrónico, sensores a prueba de chanchullos, velocidad inaudita para estar encima de todas las jugadas y provista de su propio monitor ?por si tiene duda? se hará cargo de dirigir ese ritual primitivo entre humanos corriendo detrás de una bola.

Pero mientras llega el 'Arturito' del...

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