Opinión: ¿Por qué no aparece un inversionista para Cartaginés?

José Pablo Alfaro R.

jose.alfaro@nacion.com

No recuerdo la última vez que Cartaginés finalizó un certamen sin penurias. A mitad del camino, los futbolistas reclaman atrasos salariales y las hipotecas del estadio acaban por asfixiar a la dirigencia brumosa.

La historia se repite una y otra vez al final de cada campaña: contratan a los jugadores que desecha la Liga, Saprissa y Herediano (acostumbrados a recibir el salario al día), ante la falta de recursos para competir por los mejores futbolistas y aspirar al título nacional.

Y después, el discurso de los dirigentes se repite: 'Se hizo un gran esfuerzo', 'nos faltó suerte', 'el arbitraje pesó', 'hubo demasiadas lesiones'.

Siempre me he preguntado por qué a Cartaginés no le aparece un inversionista, como le sucedió a Saprissa o Herediano.

Al conversar con Cristian Brenes, el periodista de La Nación que cubre el equipo, me explicó que en la asamblea de accionistas ninguna persona puede tener más del 3% del capital social. Así lo ordenan los estatutos de la Sociedad Anónima.

Ante tal realidad, los inversionistas no pueden comprar el 51% de las acciones y convertir la institución en un negocio.

A esta altura, con un mercado que mueve millones, es ilógico aferrarse a este tipo de tradiciones. Cartaginés tiene deudas que rondan los $1,5 millones y a un equipo en estas condiciones...

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