Opinión: Mis primeros tacos

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

Recuerdo mis primeros tacos de fútbol: me los regalaron mis padres en la Navidad de 1972. Anteriormente había practicado este deporte con tenis en San Ramón, Alajuela, y botas de hule, en Liberia, Guanacaste.

Sin embargo, cuando nos trasladamos a vivir a Curridabat, aquel carajillo de 11 años que era yo en ese entonces pensó que ya era hora de jugar al balompié con el calzado apropiado. Así se lo hice saber a los 'colachos' verdaderos, quienes me obsequiaron los zapatos, el uniforme completo de Saprissa, maletín y bola incluidos.

Aún recuerdo algunos detalles del día de la compra. Mi tata me dijo que me alistara para ir a hacer un mandado en San José. Fuimos en la Pulga, como llamábamos al Mini Austin rojo que aún olía a nuevo.

Me volví loco en cuanto entramos en la tienda Creaciones Deportivas Luis Chacón pues comprendí por qué estábamos ahí.

Al cabo de media hora, salimos de ese local con una bolsa de plástico en cuyo interior iban una camiseta morada, una pantaloneta blanca, unas medias, un maletín y una bola de cuero que combinaba ambos colores. Y además los tacos: negros, con tres ribetes blancos a cada lado y suela blanca.

El precio de los tacos no llegó a los ¢300. En cuanto regresamos a casa, mamá los envolvió -con el resto de la indumentaria- con papel...

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