Opinión: La punta del iceberg

Roberto García

roberto.comunic@gmail.com

Como la radiografía del cáncer que nos negamos a reconocer, la dura realidad nos golpea, sin que consigamos hacernos los desentendidos. Las cámaras de seguridad -entes que sí dicen la verdad en esta actualidad del cinismo y del 'no me acuerdo'-, captaron con absoluta crudeza los hechos violentos acaecidos el domingo en las afueras del Estadio José Rafael Fello Meza.

Igual que en 1969, cuando el conflicto armado que enfrentó a Honduras y El Salvador se mal llamó 'la guerra del fútbol', ahora también se pretende culpar exclusivamente al fútbol y, por ende, al Cartaginés, de semejante espectáculo entre pachucos disfrazados -¡cuánta deshonra!- con los colores de dos entidades de casta y tradición; léase Cartaginés y Herediano.

Reconozcámoslo. Hemos tocado el fondo. Porque si de verdad fuera el fútbol el causante de la violencia, la solución sería relativamente fácil de abordar, pues bastaría con eliminar las tales barras bravas y asunto concluido. Pero no. Lo que vimos fue una muestra más de la vulgaridad, un plano general del despeñadero en el que nos precipitamos desde hace rato. Porque lo que sucedió a la luz del día en la calle de un barrio decente, como miles en el territorio nacional, es la metástasis que se ha extendido a todos los estratos de la sociedad costarricense.

Sin contención moral ni espiritual...

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