Industria de pesca y procesamiento de camarón enfrenta una fuerte disminución

Si se mantiene la prohibición de pescar camarón bajo la técnica de arrastre, alrededor de 500 personas podrían perder sus empleos y se detendría una inversión de hasta $10 millones.Pero si se elimina la medida, también se pondría en riesgo el abastecimiento de marisco para 15.000 pescadores.Los pequeños y grandes negocios que viven de pescar o comercializar camarón enfrentan una disyuntiva en la que difícilmente resultarán ganadores los dos.La pesca de arrastre está catalogada como una de las técnicas más dañinas para la fauna marina, pues las redes que se deslizan por horas en el suelo del mar capturan otras especies -aparte del camarón-, que luego son descartadas, lo que pone en peligro el abastecimiento de otras empresas y pequeños pescadores.La técnica además disminuye la población de camarón, pues los captura muy jóvenes y no permite una reproducción sostenida.Debido a estos impactos, el pasado 7 de agosto la Sala Constitucional prohibió el otorgamiento de nuevas licencias de pesca para quienes utilizan el arrastre.Sin embargo, aunque la disposición beneficia a ciertos grupos, también afecta al sector que utiliza esa forma de pesca.Están en riesgo al menos dos empresas nacionales que emplean actualmente a unas 500 personas, es decir, el 35% del empleo total del sector.Se trata de Talmana y Don Emmanuel del Pacífico, que procesan y exportan camarón; ambas utilizan la pesca de arrastre.Además, la prohibición impacta a otras pequeñas embarcaciones que cuentan con licencia para pescar con esta técnica.Datos del Instituto Costarricense de Acuicultura y Pesca (Incopesca) indican que hay 44 licencias activas, de las cuales cinco pertenecen a las dos exportadoras; estas licencias vencen entre el 2017 y el 2018.El resto son pequeños y medianos empresarios que pescan y comercializan su producto principalmente en mercado local.Manuel Burgos, presidente de la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore), estimó que no habrá desabastecimiento de camarón en los restaurantes, pues la mayoría compra camarones cultivados y no de mar.'Creemos que más bien la medida ayudará a que haya más abastecimiento de otras especies en el mediano y largo plazo porque ya no se quedarían pegadas en las redes', comentó Burgos.La disminución podría verse más bien en los puntos de venta, donde el consumidor final sería uno de los principales afectados, ya que algunos tipos de camarón no se pueden cultivar y suelen ser los más baratos y...

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