Una promesa morada apaciguó los silbidos

La Cueva fue un concierto de silbidos. Tal cual, el Monstruo de mil cabezas resonó tan fuerte y tan lúcido, sin tregua para un equipo que resiente el golpe de la última final, perdida en su propia casa. Y el Monstruo de mil cabezas puede levantar un muerto, o hundirlo.Por poco se hunde el Saprissa, de no ser por la 'insolencia' de un debutante, Manfred Ugalde, que a solo 12 minutos del final del juego recibió la orden de ingresar al campo, se quitó el chaleco, abrazó a Vladimir Quesada, y a solo un minuto del final del enfrentamiento hizo lo que tanto resintió el anfitrión: meterla. 2 por 2.No había margen de error para Saprissa en la primera jornada del certamen. El coro unísono en las gradas empezó a sonar como una orquesta dispuesta a cantar toda la noche, sin reparo, cuando apenas a los 28 minutos Jeikel Medina cometió un gol en propia puerta, después de un centro por izquierda de Ryan Bolaños que buscaba la cabeza de Keyder Bernard.Y sin Christian Bolaños, Mariano Torres y Johan Venegas, la ofensiva morada fue un bostezo. A la escasa profundidad que aportaron los volantes elegidos para romper el ordenado bloque caribeño, se une el desgano de otros de los que se espera mucho pero, ofrecen poco.El dominio de la redonda se volvió tan predecible como los pases en corto de Randy Chirino y las descolgadas poco efectivas de Luis Hernández. Del soso rendimiento del anfitrión en la inicial no se puede decir más que lo evidente: sin sus figuras de peso es un fantasma.Limón solo hizo lo necesario para castigar a Saprissa, en virtud de una zaga sólida que apuntaló a formar un muro capaz de esperar con certeza y frenar los embates, para luego empezar su andadura ofensiva con la...

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