Hasta pronto

El 15 de febrero del 2008, sentada en el lobby del hotel Hilton de la ciudad de Boston, Massachusetts, escribí la primera entrega de esta columna.Me encontraba allí cubriendo para La Nación la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, una de las más importantes reuniones científicas del orbe.Don Alejandro Urbina, director del diario en aquel momento, me propuso que creara una columna para poderles transmitir a nuestros lectores lo que acontecía en aquel lugar.Así nació el Epicentro de la ciencia . Llegó al mundo con una esperanza de vida al nacer de tan solo cuatro días -la duración de la conferencia-.Sin embargo, después de finalizado el encuentro científico, le pregunté a don Alejandro si la podía seguir con una periodicidad semanal. Dijo que sí.Así, semana a semana, he podido escribir sobre los avances científicos que por algún motivo captan mi atención y decido compartir con ustedes.Temas de genética, nanotecnología, medicina, tecnología, psicología y hasta arqueología, han tenido cabida en estas líneas, siempre con la meta de contribuir con algo para mejorar su vida o hacerla más interesante.Tras seis años de vida y más...

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