PROYECTO DE LEY LEY PARA COMBATIR LA CONTAMINACIÓN POR MICROPLÁSTICOS AÑADIDOS EN PRODUCTOS COSMÉTICOS, DE CUIDADO PERSONAL Y DE LIMPIEZA Y REFORMAS A LA LEY PARA LA GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS, N.° 8839

Fecha de publicación25 Mayo 2023
Número de registroIN2023764550
EmisorPoder Legislativo

PROYECTO DE LEY

LEY PARA COMBATIR LA CONTAMINACIÓN POR MICROPLÁSTICOS AÑADIDOS EN PRODUCTOS COSMÉTICOS, DE CUIDADO PERSONAL Y DE LIMPIEZA Y REFORMAS A LA LEY PARA LA GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS, N.° 8839

Expediente N.º 23.694

ASAMBLEA LEGISLATIVA:

Debido a sus características de durabilidad y persistencia, el plástico ha sido uno de los materiales más utilizados a nivel mundial, superando desde el año 1950 a casi todos los otros materiales producidos (PNUMA, 2018). Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el ciclo de vida del plástico se encuentra lejos de ser circular (OCDE, 2022). De acuerdo con un informe de la misma organización, globalmente la producción anual de plásticos se ha duplicado, pasando de 234 millones de toneladas métricas en el 2000 a 460 millones estimados en el año 2019. Asimismo, los residuos plásticos se han incrementado aún más, pasando de 156 millones de toneladas métricas en el 2000 a más de 353 millones en el 2019. La industria mundial del plástico en 2020 fue valorada en US 522 millones y se espera se duplique en el 2040. A media que la industria ha crecido, también lo han hecho sus impactos negativos (MarViva, 2021). La recuperación y reutilización del plástico ha representado grandes retos y no ha sido asegurada por parte de los grandes productores, ya que solamente el 9% de este material producido mundialmente ha sido sometido a un proceso de reciclaje (PNUMA, 2018). Esto quiere decir que la gran mayoría de los residuos plásticos generados a nivel mundial no han tenido un tratamiento adecuado y han sido gestionados de manera errónea e insuficiente, siendo que estos residuos se encuentran actualmente en botaderos de basura, se ha incinerado, o se han depositado en el medio ambiente y, una gran parte de ellos, en los océanos.

El informe elaborado en 2021 por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) “De la Contaminación a la solución” respalda estos datos. Según el informe: “(…) La magnitud y el rápido aumento del volumen de la basura marina y la contaminación por plásticos ponen en peligro la salud de todos los océanos y mares del mundo. Los plásticos, incluidos los microplásticos, son ahora omnipresentes”. Se calcula que, en la actualidad, la cantidad de plásticos en los océanos es de entre 75 y 199 millones de toneladas. En caso de no tomarse medidas estas cifras podrían triplicarse en el 2040 (The Pew Charitable Trust, 2020).

Particularmente, los microplásticos, es decir, aquellos plásticos con un tamaño inferior a 5 milímetros, pueden provenir de fuentes primarias y secundarias. Los originados de fuentes primarias son aquellos que “(…) se fabrican a propósito para una aplicación industrial o doméstica concreta”. (Auta et al., 2017). Dentro de esta categoría se encuentran los pellets utilizados como materia prima para la transformación del plástico, las partículas añadidas a productos de cuidado personal, brillantina, partículas añadidas a productos de limpieza y mantenimiento, entre otros, y que pretenden cumplir un objetivo particular en función de su tamaño, tales como exfoliación y encapsulación de fragancias, pero que, tras su uso, son partículas que persisten en diversos entornos naturales.

Por su parte, los microplásticos derivados de fuentes secundarias se originan en la mala disposición de los macro residuos plásticos (es decir, de los plásticos de mayor tamaño, como aquellos provenientes de botellas y vajillas plásticas, poliestireno expandido, entre otros), cuya degradación se origina debido a la exposición al entorno y a los rayos ultravioletas (UV), así como por la acción mecánica de los distintos cuerpos de agua, como las corrientes marinas.

Indistintamente de su fuente de origen, los microplásticos están siendo identificados en entornos y especies marinas e, inclusive, dentro del cuerpo humano.

Por una parte, a nivel global se han identificado más de 220 especies que han ingerido microplásticos, entre las que se encuentran sardinas, anchoas, ostras camarones, entre otras (FAO, 2017). Asimismo, a nivel nacional, un estudio realizado en peces y crustáceos el Parque Nacional Marino las Baulas reporta la presencia de microplásticos en una gran cantidad de especies. De hecho, se encontró presencia de microplásticos dentro del 89% de los peces analizados y el 76% de los crustáceos incluidos en el estudio. En cuanto a la morfología de los microplásticos encontrados, más del 90% eran fibras y el 7% partículas de plástico con un tamaño promedio de 1mm (Astorga, 2020). En esta misma línea, investigaciones desarrolladas en diversas playas del país han encontrado la presencia de microplásticos, específicamente en Jacó, Esterillos, Puntarenas y Punta Morales en la zona Pacífico, y en la zona Caribe se han encontrado micropartículas de plástico en playas como Manzanillo, Cocles, Puerto Viejo, Cieneguita, Playa Bonita y Westfalia. En cuanto a las partículas encontradas principalmente se encuentran estereofón y polietileno. Por último, un estudio realizado fuera de la costa oeste de Costa Rica pudo identificar la presencia de 283 partículas de plástico dentro de un rango entre 1 y 2 milímetros (Lundström y Mårtensson, 2015).

Los microplásticos ocasionan efectos adversos en la salud de los organismos acuáticos ingresando en la cadena trófica. De hecho, “(…) se calcula que cada año se producen unos 245 millones de toneladas de microplásticos que acaban en las masas de agua, donde se ingieren y se incorporan a los cuerpos y tejidos de los organismos marinos”. (Morris, 2015 y Grossman, 2015, citado por Auta, EmenikE, y Fauziah, 2017).

La incorporación de estos elementos en la cadena alimenticia se debe a diversos factores, entre los cuales se encuentran su flotabilidad, forma, color y amplia disponibilidad en el ambiente, producto de la alta capacidad de dispersión, en especial por las corrientes marinas. “El pequeño tamaño y la baja densidad de los microplásticos contribuyen a su transporte generalizado a través de grandes distancias, especialmente por las corrientes oceánicas”. (Eriksson et al., 2013 y Eerkes-Medrano et al., 2015, como se citó en Auta et al.,2017).

Aunado a lo anterior, la degradación progresiva de estos elementos incide en el potencial de consumo por parte de las especies marinas, ya que la cantidad de organismos que pueden ingerir estos residuos aumenta a medida que disminuye el tamaño de los microplásticos, esto debido a que las partículas son más fáciles de ingerir (Law y Thompson, 2014; Shim y Thompson, 2015, como se citó en Auta et al.,2017).

Aunando a lo anterior, diversos estudios científicos han demostrado la ocurrencia y persistencia de microplásticos en el cuerpo humano. Por ejemplo, un reciente estudio de la Universidad de Vrije de Amsterdarm de los Países Bajos, se hallaron microplásticos en las muestras de sangre de veintidós voluntarios sanos y anónimos -casi el 80% de ellos – (Leslie, et al. 2022). También, estudios recientes, han encontrado microplásticos en la placenta humana y en la leche materna, lo que confirma que dichas partículas están pasando de las madres a sus hijos. (Ragusa et al., 2021) (Ragusa et al., 2022). Considerando lo anterior, y el hecho de que la producción de plásticos suele implicar la generación de sustancias tóxicas que afectan la salud y los ecosistemas, es fundamental que las acciones e iniciativas para abordar los impactos del plástico vayan más allá que su gestión como residuos; es decir, deben tener un enfoque de ciclo de vida (IPEN, 2021).

En ese orden de ideas, como se detalló anteriormente, la contaminación por microplásticos no es una problemática ajena a la realidad costarricense. Por ello, uno de los objetivos de este proyecto consiste en evitar el detrimento de la vida marina nacional, impactada de manera directa por la presencia de microplásticos en los ecosistemas, pero, adicionalmente, se pretende evitar, en general, la afectación a la seguridad...

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