ADICIÓN DE UN NUEVO ARTÍCULO AL TÍTULO IV, CAPÍTULO I, DEL CÓDIGO DE TRABAJO, N° 2 DEL 27 DE AGOSTO DE 1943. LEY PARA GARANTIZAR LA COBERTURA UNIVERSAL DEL SEGURO DE RIESGOS DEL TRABAJO A LAS PERSONAS TRABAJADORAS AFECTADAS POR MORDEDURAS DE SERPIENTES.

Fecha de publicación10 Diciembre 2020
Número de registroIN2020508664
EmisorPoder Legislativo

ADICIÓN DE UN NUEVO ARTÍCULO AL TÍTULO IV,

CAPÍTULO I, DEL CÓDIGO DE TRABAJO, N° 2 DEL

27 DE AGOSTO DE 1943. LEY PARA GARANTIZAR

LA COBERTURA UNIVERSAL DEL SEGURO DE

RIESGOS DEL TRABAJO A LAS PERSONAS

TRABAJADORAS AFECTADAS

POR MORDEDURAS DE

SERPIENTES.

Expediente N° 22.334

ASAMBLEA LEGISLATIVA:

Mediante la presente iniciativa se pretende garantizar la cobertura universal del seguro de riesgos del trabajo a todas las personas trabajadoras que sufran envenenamientos por mordeduras de serpientes, como parte de la responsabilidad del Estado costarricense de asegurar que no exista contradicción entre el derecho a gozar de una vida saludable y el derecho a un trabajo digno que no menoscabe o degrade la condición de dignidad humana.

Los envenenamientos por mordeduras de serpientes constituyen un grave problema de salud pública, que afecta principalmente a poblaciones rurales en regiones tropicales y subtropicales de América Latina, África sub-Sahariana y Asia. Las poblaciones y personas afectadas son principalmente trabajadores agrícolas de sectores vulnerables en condiciones de pobreza que habitan en zonas rurales. Los envenenamientos perpetúan el ciclo de la pobreza, al obligar a las personas afectadas y sus familias a cubrir los costos del tratamiento y al afectar su integridad física y psicológica, limitando sus posibilidades laborales, con lo que se genera una onda expansiva de sufrimiento social.

En el caso particular de Costa Rica, las mordeduras de serpiente han sido una de las afectaciones a la salud que históricamente más ha aquejado a las personas trabajadoras del campo. De hecho, su desatención fue uno de los principales detonantes de la Gran Huelga Bananera de 1934, tal como nos recuerda la historiadora Marielos Aguilar Hernández:

“La ausencia casi total de asistencia médica en los casos de enfermedad o accidentes de trabajo, era otro de los grandes problemas que afectaba a los bananeros. Las mismas condiciones climáticas de la región aumentaban el riesgo de contraer enfermedades como el paludismo y otras fiebres. A esto se sumaban los numerosos accidentes de trabajo, entre los cuales uno de los más comunes fue la mordedura de serpiente.” (Aguilar, 1991).

Manuel Moral Valverde, Benemérito de la Patria, exdiputado y joven dirigente de aquella lucha social, también evocaba este capítulo de nuestra historia en sus memorias:

“Entonces morían por centenares los trabajadores, que vivían entre panta-nos, entre nubes de zancudos, mal pagados y alimentados. Se hacinaban como animales y morían por centenares de paludismo o de mordeduras de serpientes. (“La Huelga Bananera de 1934, 1977)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, cada año, ocurren en el mundo entre 1.8 y 2.7 millones de casos de envenenamientos por mordeduras de serpientes, de los cuales resultan entre 81.000 y 138.000 muertes, y 400.000 personas con algún tipo de secuelas permanentes. Pese al enorme impacto de este problema de salud pública, el mismo ha sido muy desatendido por autoridades internacionales de salud, empresas farmacéuticas y grupos de investigación científico-tecnológica.

Por esta razón, la OMS declaró el envenenamiento ofídico como una “enfermedad tropical desatendida” de las más prioritarias, el 25 de mayo de 2018, durante la 71ª Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra, mediante una resolución histórica que cosecha esperanza para miles de personas que luchan diariamente por no morir en minutos tras ser alcanzados por la mordedura de una serpiente.

En Costa Rica, ocurren alrededor de 600 casos de mordeduras de serpiente cada año, para una incidencia de 13.8 mordeduras por 100.000 habitantes. Las personas afectadas son principalmente trabajadores agrícolas menores de 35 años (47% del total de casos) en condiciones de pobreza y con mayor probabilidad en las provincias de Puntarenas, Limón, Alajuela y Cartago.

Entre la población más vulnerable se han identificado a las personas trabajadoras agrícolas que no se encuentran aseguradas. En la investigación realizada por Jazmín Arias Rodríguez sobre “La vulnerabilidad de los trabajadores agrícolas ante la mordedura de serpiente” (2020) se determinó que de una muestra de 15 personas entrevistadas lo siguiente:

“(…) de quienes estaban desarrollando labores agrícolas al momento de la mordedura 5 lo hacía como asalariados, 4 como jornaleros y 2 como trabajadores por cuenta propia (campesinos). Esto responde al patrón del cambio en la estructura productiva rural que ha venido vivenciando el país desde la inserción del capital dentro del agro; el acaparamiento de tierras en pocas manos ha provocado una proletarización del campesinado quienes han debido vender su fuerza de trabajo ya sea de manera formal “Trabajo donde presupone una transacción entre dos sustancias diferentes, por un lado energía física y/o intelectual y, por otro lado, remuneración y prestigio y otras dimensiones materiales o simbólicas que pueden agregar.” (De la Garza, 2003, p.343), en el cual pueden ubicarse los trabajadores agrícolas asalariados permanentes. O de manera informal “Condiciones de trabajo precarias, empleos o trabajos inestables, ingresos relativamente bajos, y la falta de seguridad social y de legalidad de...

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