Quesada se lució con ocho tapadas y un buen gesto

Alfonso Quesada se agigantó bajo los tres tubos de Pérez Zeledón y fue uno de los hombres clave para que el campeón nacional venciera, el jueves, 4-1 a Alajuelense.

Las intervenciones de Quesada fueron oportunas y efectivas, mientras que en el marco de enfrente Miguel Ajú, de tan solo 18 años, sufría ante las embestidas del rival.

En San Isidro de El General la Liga respiró cuando el árbitro pitó el final de un primer tiempo en el que Pérez Zeledón les pasó por encima, con una ventaja contundente de 3-0.

Camino a los camerinos, Ajú iba cabizbajo y Quesada llegó a hablarle, a levantarle la moral a ese muchacho que no la pasaba bien y que estaba hecho un manojo de nervios.

'Él está joven, es un muchacho que ha salido adelante junto a la mamá, lo admiro por su entrega desde liga menor y yo le dije que esto le pasa a cualquiera, que les ha pasado a los grandes en Europa, que siga trabajando y que siga luchando y soñando, porque esto no es nada. A todos los porteros nos pasa', recordó Quesada.

Lágrimas. Cuando terminó el partido, la prensa buscaba a Quesada, y Ajú caminaba con la mirada clavada al piso. En eso, llegó Porfirio López a reforzar las palabras que Alfonso le había externado y César Carrillo también hacía fila para darle una voz de aliento al muchacho, quien por primera vez era titular con Alajuelense.

El mensaje de esos jugadores de Pérez Zeledón hizo que Ajú se soltara a llorar y aunque se aprestaba a dar declaraciones, llegó el preparador físico manudo, Johan Salas, y se lo llevó, sin que él pudiera pronunciar una palabra, sin que se desahogara.

De lo que López y Carrillo le dijeron, aunado a las primeras palabras de...

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