Nuevo libro recorre en verso los laberintos del sétimo arte

El cine se vale de imágenes y sonidos; la poesía, de palabras; pero ambos géneros tienen el reto de estimular nuestros sentidos.En su nuevo libro Cine en los sótanos, el escritor costarricense Alfredo Trejos comparte con los lectores una especie de guión personal sobre 11 películas que lo conmovieron con sus imágenes.El autor 'traduce' en poemas las emociones que le despertaron cintas como El buscavidas (1961), de Robert Rossen; ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (1966), de Mike Nichols; La pandilla salvaje (1969), de Sam Peckinpah; El veredicto (1982), de Sidney Lumet, y Tesoro de Sierra Madre (1948), de John Huston.'El cine y la poesía se han nutrido mutuamente por décadas. Ambos géneros se parecen -cuando sus creadores son genuinos e inteligentes- en que sus lenguajes buscan una explicación más o menos digna del tiempo y de la vida. Borges dijo que la poesía es el arte más pobre. Todo lo contrario sucede con el cine', opinó Trejos.El libro -publicado por Editorial Germinal- también incluye dos capítulos en los que Trejos expone asuntos recurrentes en sus poemas: 'La descripción de la soledad , el infierno urbano...

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