El recuento de los daños

Al aproximarse el cierre de un mini campeonato más del pobre futbol tico, es sorprendente como la suerte de muchos equipos tiene que ver con las decisiones caprichosas, hepáticas o pueblerinas de algunos de sus dirigentes. A la irregularidad del jugador nacional hay que sumarle las cantinflescas medidas que asumen los dirigentes, casi siempre el presidente, cuyos aires de mandamás se mezclan con los del fanático recalcitrante en un coctel explosivo y peligroso. Basta con escuchar al presidente del Pérez Zeledón reclamando falta de respeto y de sumisión por parte de Daniel Casas, hoy extécnico guerrero, para divisar el camino de la procesión. ¡Exige respeto quien se atreve a acusar al técnico de vender un resultado! El uruguayo es un hombre digno y se fue. Tan digno que alcanzó a darle la mano a su interlocutor, pese a semejante ofensa. Durante toda su gestión, el equipo sureño fue protagonista de respeto, un rival serio y ordenado. Al calor de una derrota abultada y a falta de dos fechas para terminar la fase de clasificación, Pérez hipotecó su futuro y convidó a su mesa a la señora incertidumbre. El domingo puede quedar afuera y si eso ocurre, el dedo acusador apuntará a su presidente.Carmelita, por su parte, era un equipo con aspiraciones y buenos resultados de la mano de Orlando De León. El 'viejo zorro' hizo un grupo de juego vistoso, siempre con la pelota al pie, con una propuesta fresca y aguerrida. La noticia de su salida sorprendió a todos, menos a su presidente. El empresario se subió al bus técnico, se puso la 'chaqueta' de entrenador, y empezó a presionar por la alineación de varios...

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