Reflexión final sobre la ejecución presupuestaria del Sector Público 2020

Reflexión final sobre la ejecución presupuestaria del Sector
Público 2020
30 de abril de 2021
5 minutos de lectura
El impacto de la pandemia sobre los
resultados financieros y el nivel de
riesgo acentúa la necesidad de
implementar estrategias integrales y
de modernización de la gestión
financiera
La pandemia se hizo sentir en los presupuestos y en los resultados fiscales de
2020. Los presupuestos públicos para el 2020 se formularon y aprobaron inicialmente en el marco
de la plena aplicación de la Ley 9635 (Fortalecimiento de las Finanzas Públicas), que había dado
un impulso importante a la recaudación esperable de los Impuestos Sobre la Renta y al Valor
Agregado, introducido reformas dirigidas a contener el crecimiento del gasto en salarios, e
implantado la operación de una regla fiscal acompañada de disposiciones que alivian el peso de
las asignaciones predeterminadas de gasto 1, con todo lo cual se habían concretado los primeros
pasos en la ruta hacia la estabilidad fiscal que tanto necesita el país.
Pero con la llegada de la crisis, el supuesto de un crecimiento económico del 2,6% para el año
2020 bajo el que se había iniciado la ejecución presupuestaria de ese año tuvo que ceder
rápidamente -en abril- a una estimación actualizada de un decrecimiento del 3,6%, e incluso del
5,0% -en octubre- para cerrar finalmente en una caída del 4,5% según el último cálculo del BCCR;
es decir, una diferencia negativa de 7,1 puntos porcentuales respecto al supuesto utilizado al
formular los presupuestos.
El efecto de la pandemia trajo consigo la más severa afectación sobre los ingresos de las últimas
décadas, que se concretó por la vía del impacto de la contracción económica sobre la recaudación
así como por la de la aprobación de leyes que alivianaron la carga en el pago de varios impuestos.
Así las cosas, en el segundo presupuesto extraordinario de la República (aprobado en julio) la
estimación inicial de ingresos tributarios fue ajustada a la baja en un 22,7% (de ¢5,09 billones a
¢3,93 billones), y la carga tributaria efectiva cerró en 12,1% del PIB frente a niveles muy cercanos
al 13,0% en años previos.
En consecuencia, el porcentaje del presupuesto aprobado financiado con endeudamiento pasó de
un 48,0% en la versión inicial a un 57,1% en la definitiva 2, y mientras que a inicios del año se
preveía que el Gobierno cerraría el 2020 con un déficit primario del 1,3% del PIB, un déficit
financiero del 5,9% del PIB y una deuda del 61,0% del PIB, estos indicadores terminaron
ubicándose, respectivamente, en 3,4%, 8,1% y 67,5%. El crecimiento de 11 puntos del PIB
experimentado por la deuda del Gobierno Central, la ubica muy por encima de los niveles de
1 El monto ejecutado en 2020 por destinos específicos del Presupuesto de la República es menor en un 16,6% que el de
2019, principalmente debido a los cambios introducidos por la Ley 9635, así como por los efectos de la emergencia
sanitaria. Un análisis sobre destinos específicos del presupuesto del Gobierno Central se realiza en el monitoreo Evolución
de las transferencias del Gobierno Central y destinos específicos en 2020.
2 Sin contar el endeudamiento destinado al financiamiento de proyectos plurianuales, que representa un 1,0% de los
recursos totales incorporados al presupuesto definitivo. En la ejecución efectiva los porcentajes indicados son más
favorables (49,8% y 48,2%, respectivamente) dada la mejor evolución de los ingresos en el cuarto trimestre y el efecto de la
subejecución del gasto (10,2% en 2020), que reduce las necesidades de financiamiento.

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