Mujeres reforestan el manglar de Chira para sus herederos

Con cada candela de mangle que hunden en la húmeda arena, estas 27 mujeres chireñas siembran esperanza para sus descendientes.Restaurar el manglar es invertir en la pesca, hacerla una actividad sostenible y asegurarla para el futuro, sin dejar de ser pescador y sin abandonar esa cultura de mar que les viene de familia. Ellas pretenden que esa sea su herencia.'Los manglares sirven para la reproducción de peces. Ahí se refugian especies, más que todo el camarón. El manglar es como una guardería', dijo Eugenia Fernández, de la Asociación de Pescadores Cuerderos de Palito de Chira.No solo quieren heredar un modo de vida, sino también el sitio donde yazga su hogar. El manglar es la barrera natural que las protege de los fuertes oleajes que azotan el golfo de Nicoya. 'A nosotras nos dio la inquietud porque, cada día, vemos que las mareas suben y eso nos está lavando las orillas de la isla', dijo Lorena Sequeira.Eso motivó a seis mujeres de la comunidad de Palito y a 21 del pueblo de Montero a reforestar las zonas de manglares, las cuales constituyen el 50% del territorio insular de Chira. Para ello, cuentan con el apoyo de Conservación Internacional (CI), organización que les ayudó con los materiales para construir viveros y el asesoramiento de biólogos.'Nosotros no les hemos dado plata. Ellas han puesto su trabajo voluntario, porque han demostrado que quieren tener proyectos', comentó Marco Quesada, director de CI en Costa Rica.Para Nelly Morales, aparte de ayudar a recuperar la pesca, más adelante podría pensarse en vender las plántulas como oportunidad de negocio.Manos a la obra. La comunidad de Montero empezó el proyecto de reforestación en el 2013, mientras que Palito inició este año.Lo primero que hicieron fue identificar las zonas degradadas por deforestación. Según Yahaira García, de Montero, el mangle se usaba en construcción de casas.Una vez identificadas las áreas, empezaron a recolectar las plántulas o candelas de cuatro especies de mangle: gateador, mariquita, palo de sal y piñuela.Algunas de las plántulas sí las siembran directamente en el sitio, otras deben ir al vivero. 'Nosotras recolectamos las candelillas que caen de las matas grandes. Las sembramos y les damos tratamiento: agua de sal dos veces al día', explicó Sequeira.La tarea no es fácil. Desde la playa, estas mujeres acarrean bolsas cargadas con arena húmeda y estañones de agua salada para riego.Para Aparicia Montes, de la Asociación de Pescadores Mixta de Montero de Isla de Chira, una...

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