La reforma a las reglas que rigen el Congreso se convierte en un reto imposible para los diputados

Los primeros 10 meses de labores han resultado insuficientes para que los diputados se animen a realizar cambios en el Reglamento de la Asamblea Legislativa, tal y como lo prometieron al asumir sus curules en mayo del año pasado.

Los compromisos pendientes giran alrededor de los procesos que se siguen en el Congreso para tramitar los proyectos de ley, así como en la forma en que se desarrollan las discusiones y debates en el plenario.

En esa línea aparecieron iniciativas, por ejemplo, para reducir de cuatro a dos días los tiempos de mociones de fondo -procedimiento establecido en el artículo 137 del Reglamento- o, bajar de 60 a 30 los minutos para hablar cuando se trata de nombramientos de funcionarios públicos.

Sin embargo, ninguna de las propuestas ha avanzado más allá del plenario, que es donde se aprueba definitivamente cualquier cambio en las reglas que, desde 1961, marcan el trabajo en el Poder Legislativo.

Desde entonces, en cinco periodos (1994-1998, 1998-2002, 2002-2006, 2006-2010 y 2010-2014) hubo intentos, aunque sin éxito.

Registro del voto. A diferencia de sus antecesores, los actuales parlamentarios se comprometieron a establecer la violación al deber de probidad como una causal de pérdida de la curul.

Esta última iniciativa va de la mano con una reforma a la Constitución Política que tampoco ha prosperado, pese a que la Sala IV había ordenado instaurar esa falta antes de noviembre del 2013.

Pero la promesa iba más allá, pues los congresistas que entraron en mayo del 2014 ofrecieron incorporar al plenario y comisiones el registro del voto electrónico con el fin...

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