Reo al que le revocaron beneficio: 'Desaproveché la oportunidad por tener la mente tan débil'

José Sequeira Sánchez reconoce que su 'estilo' para robar es aprovechándose del descuido, y fue por ello que cuando necesitó dinero para comprar crack , le 'decomisó' el celular a un amigo suyo.

'Le pregunté a un muchacho con el que había consumido droga antes que si me daba el teléfono y él me lo dio. Después, le dije: 'La verdad, está decomisado, si quiere me mata; yo voy jalando'. Ni siquiera lo traté mal para pedirle el teléfono; fue algo plenamente psicológico'.

Por ese hecho, el 8 de mayo del 2015 fue condenado a cinco años por robo agravado. 'Mi amigo y su mamá dijeron que yo los había amenazado con una pistola y los jueces creyeron. Eso no es cierto; lo que hice fue abusarme de la confianza'.

Desde ese día hasta el 5 de octubre, estuvo preso en la cárcel La Leticia, en Pococí, Limón, tiempo en que se mantuvo alejado de las drogas. Él fue uno de los muchos reos reubicados a Centros de Atención Semiinstitucional (CASI) para bajar el hacinamiento. Empero, 45 días después de ser liberado, recayó: volvió a robar, esta vez en un supermercado, y la Policía lo detuvo. El beneficio carcelario llegó a su fin.

'No digo que me den cadena perpetua por haber fallado, pero entiendo que desaproveché una gran oportunidad por tener la mente tan débil. Espero en algún momento salir de aquí', dijo.

Golpe emocional. Cuando lo sentenciaron, él se comenzó a hacer la idea de pasar los próximos cinco años encerrado, pero un día, le indicaron que podía cumplir su pena fuera de la prisión.

'Me llaman del Área Técnica para ver si tengo requisitos porque van a reubicar reos. Me toman en cuenta y me preguntan si puedo conseguir domicilio fijo y un trabajo; me dan 15 días para buscar lo solicitado', recordó.

Sequeira consiguió empleo como operador de radio en una central de taxis, que es propiedad de su familia, y su mamá le aseguró que lo recibiría en su casa, en Ticabán de Pococí, Limón.

'Entregué los documentos y no esperé que fuera tan pronto. Me dan el visto bueno y me sorprendí. Dije: 'Era una sentencia de cinco años, pero a los cuatro meses me dan un beneficio. ¡Qué tuanis!'. Estaba vuelto loco de la felicidad'.

Debía dormir una vez cada 15 días en el CASI. El recluso recordó que tenía la mentalidad de hacer las cosas bien, pero, añadió, la infidelidad de su pareja lo hizo 'tocar fondo de nuevo'. A los 22 días de estar libre, se percató de que su pareja (con quien tenía una relación de año y medio) lo engañaba. Recayó en las drogas.

'Yo consumo marihuana...

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