Restaurantes obligados a ajustes

¿Se imagina ir con su pareja a un restaurante a cenar en una noche romántica y tener que servirse su propia comida?Algunos propietarios de restaurantes costarricenses -que por tradición tienen el servicio a la carta- admiten que ofrecer el autoservicio o bufé ahora no es una idea tan descabellada.Ese el escenario extremo al que se verían obligados si prospera la reforma a la Ley de Propinas , que intenta incluir el impuesto del 10% que pagan los comensales por propinas al salonero como parte del salario.Se trata de una vieja discusión que tomó fuerza años atrás cuando la Sala Segunda indicó que la propina sí es salario, explicó Luis Sánchez, abogado especialista en derecho laboral.Más tarde, los diputados pretendieron dar una 'interpretación auténtica' reformando la ley para excluir este impuesto dentro del salario y así evitar sumarla a cargas sociales, derechos laborales e impuestos.Empero, esta pretensión se la trajo abajo la Sala IV en marzo del 2010 al considerar el proyecto como inconstitucional. De modo que todo volvió a su punto inicial y es justamente lo que los diputados quieren reafirmar con el nuevo proyecto.'Lo que se pretendía con la reforma legal puede ser alcanzado pero con otro vehículo, por ejemplo, a nivel de una exención total o parcial de cargas sociales y, eventualmente, de ciertos derechos laborales ligados al salario sobre lo recibido por propinas', comentó Sánchez.Entre tanto, la propina se mantiene como salario y eso ha puesto a correr a empresarios. Algunos ya han sentido el impacto y han eliminado el servicio en la mesa, despidieron personal o aumentaron precios.Recientemente, el restaurante News Café, en la Avenida Central, cerró sus puertas por esta situación y ahora su administrador, el Hotel Presidente, abrirá una nueva opción más rentable.En la misma condición estaría El Patio, restaurante del Hotel Balmoral, también en San José.La Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines (Cacore) estima que entre el 10% y el 15% de los negocios podría cerrar y que 12.000 trabajadores perderán su empleo.Para Sánchez, la propina no debería ser salario, en parte por el desequilibrio para el negocio (esquema de costos) y por las distorsiones en la remuneración de otros empleados que no atienden al público.Además, es un monto que paga el cliente y no es producto de un contrato de trabajo.Mientras las cosas sigan iguales, Antonio Jiménez - consultor en mercadeo y finanzas- cree que hay fórmulas y estrategias para que hoteles y restaurantes...

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