Riesgos no ahuyentan a familias desalojadas

De las 21 familias que el viernes fueron desalojadas de sus viviendas en el caserío El Hueco, en Granadilla de Curridabat, 19 retornaron ayer a sus casas con la zozobra de que más lluvias fuertes, como las que provocaron un deslizamiento, las obliguen a salir de nuevo.

El viernes se desplomó el cuarto de una casa situada a la entrada del precario, por cuyas calles corría el agua llovida.

Las 99 personas, 39 niños y 60 adultos, pernoctaron en el salón comunal del barrio Las Luisas, en Granadilla Norte de Curridabat, a unos dos kilómetros.

Ayer a las 9 a. m., miembros del Comité Municipal de Emergencias les dijeron que podían regresar a sus casas, con excepción de dos familias, cuyo rancho fue demolido porque el cuarto de otra casa le cayó encima.

Al mediodía, las primeras gotas de lluvia volvieron a atemorizar a los vecinos. De acuerdo con Adrián Calderón, uno de los afectados, el agua rodeó sus casas.

Además del líquido que cae regularmente de algunos desagües de las viviendas que están en la parte superior, les afectó la quebrada El Poró, la cual se rebalsó, y también el agua llovida que corría como un río por las callejuelas de acceso al precario.

Ayer, una cuadrilla de la Municipalidad de Curridabat retiró con la ayuda de palas, las latas y escombros que cayeron.

Adriana Calderón, una vecina con seis meses de embarazo, ingresaba al mediodía al precario con dos baldes de agua para bañar a los niños y empezar sus tareas diarias en la cocina.

En ese poblado habitan otras dos mujeres encinta que trabajan en oficios domésticos en viviendas cercanas.

Elena Ramírez, otra de las...

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