Muchos romeros madrugan para ver a la Negrita

Desde mucho antes de que los primeros rayos del Sol anuncien el nuevo día, el movimiento en la plaza frente al Santuario Nacional de la Virgen de los Ángeles es notorio.

Evidenciando el cansancio y con el peso de haber caminado una gran cantidad de kilómetros, los romeros llegan desde todas las direcciones. Otros más bien emprenden el regreso.

Muchas personas, obligadas por la lejanía de su lugar de origen, por necesidad o por gusto, optan por hacer suya alguna porción del amplio espacio de adoquines, para acostarse abrigados con alguna cobija, sábana o cualquier artículo que sirva para aplacar el frío.

Durante las primeras horas del día, el silencio es la norma, y solo de vez en cuando, algunos perros lo rompen, ladrándoles a las palomas, que...

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