Cuando salí en ambulancia de un estadio mundialista

San Petersburgo, Rusia. Ir a un Mundial es el sueño de todo jugador, de todo entrenador y también el de todo periodista deportivo. Pero eso implica pasar vicisitudes lejos de casa.

El día en que Costa Rica enfrentó a Brasil fue el día más complicado para mí, de los 15 que llevó dándole seguimiento a la Selección Nacional en su aventura mundialista.

Una serie de molestias estomacales provocaron una seguidilla de vómitos (siete veces durante el juego).

No recuerdo bien mi estado; andaba, como decimos en Costa Rica, 'en automático'.

'¿Mae se siente bien?', me repetían constantemente.

El partido pasó, vi cómo Brasil marcó sobre el 90' sus dos goles y también noté cómo Keylor Navas abrazó a sus compañeros en el centro del campo. Al menos sí vi apoyo y consuelo.

Me trasladé a la zona mixta, pero no podía caminar, no me podía sostener y con costos podía tener los ojos abiertos...

Hospital. Los paramédicos me inyectaron dos sustancias, que todavía no sé que fueron y apenas subí a una ambulancia logré entender que sería trasladado al hospital.

Ahí me acompañó el colega Gabriel Vargas, de TicoDeporte.com, quien se convirtió en el traductor de ruso a inglés para dar a entender lo que pasaba.

Ya en el lugar, nos recibió una secretaria, en una sala similar a la de emergencias del Calderón Guardia. Gracias a Google Translate nos entendimos y pudo abrirme expediente.

El doctor Dimitriv, quien tenía a cargo la guardia nocturna empezó a examinarme.

Para empezar exámenes de sangre, después fui a hacer fila para una prueba más: una radiografía estomacal.

Y al...

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